miércoles, 27 de diciembre de 2006

El Señor viene para los heridos de la vida y huérfanos de alegría.

Benedicto XVI expresó esas palabras, recordando a quienes pasarán la Navidad en guerra o en la pobreza



El Papa comentó junto a los miles de peregrinos reunidos en la Plaza de San Pedro para rezar la oración mariana del Ángelus las lecturas de la liturgia de ese domingo que hacían un llamamiento a la alegría, pues «El Señor está cerca».

Esta promesa se realizó plenamente en el misterio de la Navidad, que celebraremos dentro de una semana, y que es necesario renovar en el “hoy” de nuestra vida y en la historia», aclaró hablando desde la ventana de su estudio. Ahora bien, aclaró, «la alegría que despierta la liturgia en los corazones de los cristianos no sólo les está reservada a ellos: es un anuncio profético destinado a toda la humanidad, en particular, a los más pobres, en este caso, ¡a los pobres en alegría!

El Papa mencionó en particular a «nuestros hermanos y hermanas que, especialmente, en Oriente Medio, en algunas zonas de África y en otras partes del mundo viven el drama de la guerra».

¿Qué alegría pueden vivir? ¿Cómo será su Navidad?», se preguntó.

«Pensemos en tantos enfermos y personas solas que, además de experimentar sufrimientos físicos, sufren en el espíritu, pues con frecuencia se sienten abandonados: ¿cómo compartir con ellos la alegría sin faltarles al respeto por su sufrimiento?», siguió interrogándose.

Pero el Papa invitó a pensar también «en aquellos, en especial en los jóvenes, que han perdido el sentido de la auténtica alegría, y que la buscan en vano allí donde es imposible encontrarla: en la carrera exasperada por la autoafirmación y el éxito, en las falsas diversiones, en el consumismo, en los momentos de embriaguez, en los paraísos artificiales de la droga y de cualquier otra forma de alienación».

«La Palabra del Señor se dirige precisamente a quien se encuentra en la prueba, a los heridos de la vida y huérfanos de alegría», aseguró el obispo de Roma. «La invitación a la alegría no es un mensaje alienante --aclaró--, ni un paliativo estéril, sino más bien una profecía de salvación, un llamamiento a un rescate que parte de la renovación interior».

El Papa concluyó invitando a los cristianos a hacer lo posible con humildad y valentía, para que el mundo acoja a Cristo, que es el manantial de la auténtica alegría.

FUENTES:
http://noticias.ucn.cl/sabella/detalleNoticia.asp?url=home/22346_dir/index.htm&grupo=11

1 comentario:

Anónimo dijo...

wena,hermano bonito el mensaje de beneicto 16 mas conocido como nazinger,pero eso es todo falso,el papa es un anticristiano declarado,hasta vicario de cristo en idioma latin signifgica antrcristo,y paro ya para no extenderme por varios kbs mas porque hay varias formas de descubrir todo lo que hace el papado,de todos modos la informacion esta wena,hermano,y que te valla bien en todo lo que te propongas futuro abogado,asi me defiendes po¡¡ cuando mate a alguien xdx.

saludos